Javier Paz García
Conversando hace unos días, un amigo creía que si el gobierno ajustaba el tipo de cambio oficial, digamos a 10, los precios de las casas iban a subir, porque se cotizan en dólares y si una casa vale $us 100.000, a 7 equivale a Bs. 700.000 y a 10 equivale a Bs. 1 millón. Hay mucha confusión sobre precios en periodos de devaluación e inflación, por lo que voy a tratar de aclarar algunos conceptos.
Primero que nada, no todos los precios van a evolucionar de la misma manera. Una clasificación que puede ayudar es la de bienes transables vs no transables. Los bienes transables son los que se pueden exportar o importar, como por ejemplo vehículos o alimentos. Los bienes transables en general van a acompañar los precios internacionales. Por ejemplo, un vehículo que antes costaba $us 10.000, seguirá costando más o menos lo mismo, en dólares reales, es decir al paralelo. Si el tipo de cambio real es de 16, entonces ese vehículo costará aproximadamente Bs 160.000 que al tipo de cambio oficial sería cercano a los $us 23 mil. Los bienes transables van a acompañar a los precios internacionales porque si son importados, y se intenta mantener precios artificialmente bajos, no se van a importar. Los bienes transables, incluso si son producidos localmente, van a aumentar de precio porque son demandados en otros países. Por ejemplo, la soya que se produce en Bolivia mantiene el precio internacional que se paga en Brasil, Argentina o Perú, por lo que, en términos de moneda local, actualmente cuesta aproximadamente el doble. Con la devaluación, los productos nacionales se vuelven baratos para los extranjeros que empiezan a demandar más de ellos; está demanda adicional empuja los precios hacía arriba en el mercado local. En muchos casos la reacción de los gobernantes es establecer controles de precio o prohibir las exportaciones. Prohibir las exportaciones perjudica a la industria formal, pero no soluciona el problema, porque igualmente los productos terminan saliendo por contrabando. Los controles de precios, tampoco solucionan el problema, porque ocasionan desabastecimiento en los mercados formales y la aparición de mercados paralelos. Un ejemplo cabal de control de precios es el mismo dólar, cuyo precio el Estado pretende mantener en Bs 6,96 por la fuerza, lo que genera desabastecimiento en los mercados formales (ningún banco vende dólares a 6,96) y genera mercados paralelos no regulados por el Estado (usted puede encontrar todos los dólares que quiera a precio de mercado), por lo que en realidad es un error hablar de falta o desabastecimiento de dólares, que los hay en abundancia, sino de la imposibilidad de encontrar quien esté dispuesto a venderlos a Bs 6,96. Entonces lo que vamos a ver con productos transables producidos localmente como la carne, la soya, el oro, etc. es una mayor demanda extranjera, un aumento de las exportaciones ya sean formales o por contrabando y un aumento de los precios en moneda local. En la medida en que el Estado intente regular los precios, veremos desabastecimiento de productos, por lo menos en los mercados formales y la aparición de mercados paralelos no regulados por el Estado.
Los bienes no transables son aquellos que no se pueden importar o exportar, por ejemplo, una casa o un corte de pelo. Los bienes raíces no se pueden mover de lugar, por lo cual la cantidad existente es más o menos fija y de igual manera, no se pueden exportar o importar cortes de pelo, por lo que los precios de los bienes raíces y las peluquerías responden a las condiciones económicas locales. Ante una oferta de bienes no transables más o menos fija y una situación económica en deterioro que hace que las personas deban gastar menos, lo cual deprime la demanda, los bienes no transables incluso pueden bajar de precio en términos de la moneda local. Actualmente vemos ese fenómeno en bienes raíces, donde casas que hace dos años se vendían por Bs. 700.000 hoy se siguen vendiendo por el mismo monto, lo que en términos de dólares (reales) significa una caída de más de la mitad, o tienen un leve incremento en bolivianos, lo que en dólares puede significar un 30% menos. Aunque el cambio oficial subiera a Bs. 10 o incluso se dejara fluctuar a valor de mercado, no haría que las casas valgan más. Los sueldos son otro ejemplo de un bien no transable, que por lo tanto no se ajusta a la devaluación.
En el corto plazo y mientras vivamos una crisis económica, los precios de los bienes no transables no se ajustarán a la devaluación. En el largo plazo todo termina ajustándose en alguna proporción. Por ejemplo, con la caída de los precios de los bienes raíces, el sector de la construcción se contraerá, lo que ocasionará una contracción de la oferta de viviendas y oficinas, lo que eventualmente hará que los precios suban; con la crisis y la caída de salarios reales, los peluqueros y muchos trabajadores decidirán emigrar del país, reduciendo su oferta lo que hará que los salarios suban.
La crisis económica que estamos viviendo tiene como único responsable al Estado que quiso regular la economía, cuando no fue siquiera capaz de regularse a sí mismo y despilfarró a manos llenas. El Estado intenta ocultar la crisis con más medidas para regular la economía, como los controles de precios y la prohibición de exportaciones. Esto genera más distorsiones y profundiza aún más la crisis. La forma más rápida de salir de la crisis es sacar al Estado de la economía y limitar su gasto.
Santa Cruz de la Sierra, 02/06/25
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